María Dolores de Cospedal e Ignacio López del Hierro, en la reunión que mantuvieron en Génova 13 con José Manuel Villarejo, le encargaron «trabajos puntuales«. El excomisario respondió que «no tenía ningún problema», como se puede escuchar en los audios de Moncloa.com. «yo tengo la cartera en un lado y el corazón en el otro. El corazón es vuestro», confesaba Villarejo.
El excomisario recordaba su antigua fidelidad al Partido Popular. Cuando llegó al poder Felipe González, Villarejo pidió una excedencia, pero al poco le llamó «el gremio» para que hiciera informes. En el 92, dice, recibe una llamada del entonces ministro de Interior, José Luis Corcuera, para pedirle que le haga informes. Desde ese momento el excomisario empieza a ofrecer «asesoramiento» cuando «surge un asunto delicado».
«No me pagaban, por cierto, porque uno es tan tonto que, como me pasa con vosotros, tiene el corazón donde lo tiene y ya está. Y entonces me dicen, ‘oye por qué no vuelves, de alguna manera, como agente encubierto, estatus no sé qué y tal’. Digo, mira, lo que queráis. Lo que hago es tener cierta consideración, me imagino que me voy a jubilar con cierta antigüedad, y lo que hacen es que cuando surge un asunto delicado me piden asesoramiento, estrategia.”
En la misma reunión Villarejo le dice a Cospedal que estuvo enterado de la gestación del caso Gürtel antes de que Garzón hiciese las primeras detenciones. El mismo Villarejo dio un chivatazo a Arturo González Panero, «el albondiguilla», exalcalde de Boadilla del Monte. Le pidió al «albondiguilla» que alertara a su partido -el caso aún no se había judicializado- y sobre todo a Cospedal, cosa esta última que no consiguió. Además reseñaba que «el segundo de a bordo» en la investigación de Gürtel, el entonces jefe de la UDEF José Luis Olivera, era «un hombre nuestro«, es decir, afín al PP.
Villarejo insiste en que la discreción es fundamental. Cospedal no va a revelar nada, “yo soy la primera que también me vendría abajo, sería absurdo”. Tras hora y media de reunión, en la que salieron a relucir muchos trapos sucios, Cospedal se levanta y quedan en volver a hablar más adelante.