La última jirafa hembra blanca ha sido asesinada por cazadores furtivos. Así lo han anunciado conservacionistas de Kenia, quienes explicaron que tras la muerte de su madre y hermano a manos de otros cazadores, este último ejemplar llevaba consigo un GPS.
Vivía en la reserva de Isaqbini Hirola, área de conservación silvestre al sureste de Kenia, junto a otras decenas de animales en peligro de extinción. En 2016, el parque se convirtió en destino turístico tras el hallazgo de tres jirafas blancas. En 2020 asesinaron a la madre y a una de las crías.
Su color se debe al leucismo, una condición genética muy poco común que altera la producción de melanina. «Este es un día muy triste para la comunidad Ijara y para toda Kenia», aseguró el gerente de la reserva. «Somos la única comunidad en el mundo que custodiaba las jirafas blancas», se lamentó.