El pasado domingo, un grupo de adolescentes escuchó unos maullidos desesperados en una zona cercana al paraje de Els Llimoners de Canet de Mar (Maresme). Allí hallaron a un cachorro de gato atrapado entre unos maderos de obra. Tras rescatarlo, informaron de lo sucedido a la Policía Local, pero la agente encargada de atenderles rechazó dar curso a la petición.
La respuesta de la trabajadora fue que dejasen al pequeño animal donde lo encontraron, a lo que los interlocutores se negaron. Inmediatamente después avisaron al refugio de gatos en Canet, cuyos voluntarios volvieron a llamar a la policía, recibiendo de nuevo una respuesta negativa.
Frustrados ante la indiferencia de la policía, los adolescentes comunicaron los hechos a la concejala de la oposición Marian Gómez (PSC), quien volvió a comunicarse con la agente que atendía las llamadas a la centralita de la Policía Local.
Gómez contó que la mujer “se mostró molesta por mi llamada” y la instó a leerse los protocolos que, según ella, indican que no deben ocuparse de animales recién nacidos. Al principio, la concejala creyó esta respuesta, pero aún así buscó la normativa, para descubrir que la agente estaba mintiendo.
El protocolo de actuación fija que la policía debe recoger a los animales recién nacidos y dar aviso a la protectora correspondiente. La edil ha tachado de «intolerable» la actuación de la agente.