Lester Morror, un profesor de la Ciudad de Conroe, Texas, logró salvar a una cachorrita de perro de una semana de edad que había dejado de respirar aplicándole una improvisada pero por suerte exitosa maniobra de reanimación.
Morror notó que una de sus pequeñas crías de bóxer había sido asfixiada accidentalmente por su madre. De inmediato, le hizo la respiración boca a boca y le realizó un masaje en el tórax.
Después de algunos intentos, la perrita comenzó a mover sus patitas y a emitir sonidos de respiración. El profesor la devolvió entonces a su mamá para que fuera amamantado junto a sus otros hermanos.
El protagonista de esta bella acción contó a los medios que creció una granja, y que se limitó a imitar a su padre, a quien solía observar mientras realizaba este tipo de maniobras.
Lucy, la perrita salvada, se encuentra en muy buenas condiciones y fue adoptada por una mujer que afirma haber tenido una experiencia similar: ella nació con falta de oxígeno.