El pasado 1 de julio un chico de 18 años murió en el centro de menores de Tierras de Oria, Almería, tras recibir «un protocolo de contención». El informe de la autopsia liberado hoy por las autoridades habla de «signos asfixiáicos generales» y describe las circunstancias de la muerte, con «seis guardias jurados para contener» al joven.
Según el relato trasladado por el padre de uno de sus compañeros, «la discusión comenzó porque se estaba haciendo un tatuaje en un brazo» de manera rudimentaria e hiriéndose. Cuando los tutores le llamaron la atención, reaccionó presuntamente de manera violenta y le fue aplicado el «protocolo de contención».
El chico está diagnosticado de TDHA, consumo de sustancias y trastorno de adoptación ansioso-depresivo. «Es policonsumidor de tóxicos desde los 10 años de edad y cuenta con cuadros de agresividad y necesidad de protocolo de prevención de suicidio«, dicta el informe.
La muerte quedó grabada en vídeo por la cámara de su habitación. «Se le ve boca abajo, con la cabeza apoyada en almohada y colchón y se le ejerce presión con una rodilla en la escápula izquierda y con una mano en la espalda, aparte de sujetarle la cabeza (da la impresión que está aprisionada contra la almohada y el colchón)”, dice el informe.
“Para colocarle las bridas se sientan en las extremidades inferiores y le hacen presión sobre zona lumbar; a los 10 minutos de este proceso, cuando está sujeto de pies y manos, deja de moverse y continúan poniéndole el cinturón abdominal, ya sin resistencia y sin percatarse de que el chico ha perdido la conciencia (se van quitando de encima poco a poco porque ya no hace fuerza)”, continúa. Cuando a los 15 minutos sigue inmóvil, llamaron a un médico comprobó que el chico estaba muerto.v