El 25 de enero de 2012 Juan Carlos I acordó que se le hiciera una transferencia de dos millones de euros a Corinna Larsen a través de su abogado, Dante Canóninca, y desde la cuenta de la Fundación Lucum, donde el emérito escondía la fortuna saudí.
Estas transferencias, hechas «a título gratuito» y «sin posibilidad de retorno», según se puede comprobar en los documentos a los que tuvo acceso Vozpópuli, tenían como finalidad que Corinna Larsen pudiera adquirir una mansión de Eaton Square, Londres, de un valor de 5,6 millones totales, suponiendo un 30% de la hipoteca de la vivienda.
La transferencia fue hecha a la empresa Riverhouse Partners, propiedad de Larsen, y la propia examiga del monarca fue quien intervino en la operación. «Es verdad que Juan Carlos I participó en la financiación para la compra de esta casa con 1,5 millones de libras. Se trataba de una donación de su parte a mi favor. Para comprar esta casa no fue necesaria su autorización«, explicó la empresaria, según adelantó El País.
Esta donación y regalo para Larsen confirma el entramado desarrollado por el rey emérito en otra operación inmobiliaria en 2009 en Suiza, donde prestó 1,3 millones de euros a Larsen de parte de la Fundación Lucum para que la empresaria adquiriera dos viviendas cerca de la estación de esquí de Villars. El dinero le fue devuelto al emérito en diciembre de 2010.