La decisión de Juan Carlos I generó un gran malestar en la corte de Omán porque el sultán Qaboos Bin Said tenía previsto conservar el ático tras la muerte de Juan Carlos I con el objetivo de añadirlo a su sede diplomática, situada justo detrás del edificio, y ponerlo a disposición del personal de la embajada y sus dignatarios.
Al parecer, el emérito habría encontrado una manera de que su nombre no figurase en ningún documento: pidió al sultán que le regalase el ático a un alto ejecutivo que iba a casarse en Madrid y del que Juan Carlos iba a ser su padrino, Mohamed el Husseiny, fundador de Ventura Capital, una compañía inversora dedicada a la ciberseguridad.
El Husseiny nunca llegó a usarlo y meses después vendió el inmueble en un paraíso fiscal, las Islas Vírgenes, a ‘K. Legacy Ltd.‘, que es el actual dueño del ático. El medio que ha revelado la operación afirma K. responde a la inicial de King (rey) en inglés.
El ático se vendió por 33 millones de libras (42,7 millones de euros), 20 millones de euros menos de la cantidad en la que fue tasado por el promotor, según los documentos del registro.
La operación no consta en las fundaciones Lucum o Zagatka relacionadas con Juan Carlos I.
Dos meses antes de abdicar, Juan Carlos I realizó un viaje oficial al sultanato de Omán como jefe del Estado, visitando los países del Consejo de Cooperación del Golfo: los Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omán, Arabia Saudí y Catar. Este viaje sucedió entre el 29 de abril y el 1 de mayo de 2014.
En unas grabaciones que el excomisario José Manuel Villarejo hizo a Corinna Larsen en 2015 sin que ella lo supiera, la ex amante del emérito asegura que este recibió del sultán de Omán un ático de lujo en Londres y que ella le convenció de no registrarlo a su nombre porque no podría explicar el origen del dinero.
«Es como lo del piso aquí en Londres que le regaló el emir de Omán. Lo han vendido a alguien que ha pagado 50 millones de libras. Lo ha vendido hace poco a otro árabe, un joven. Ha sido una venta inside”(‘secreta’, en inglés)», fueron las palabras de Corinna.