Según el último informe del Panel Internacional de Expertos IPCC (Intergovernmental Panel on Clmate Change), es necesario rebajar medio grado el calentamiento global, de 2ºC grados a 1’5ºC. De no hacerlo, resultaría en efectos irreversibles para la salud, la seguridad y los ecosistemas de los que depende la vida. Este medio grado reduciría la mortalidad por olas de calor, la población sin acceso al agua, frenaría la subida del nivel de mar y el deshielo del Ártico.
En el informe, donde han participado 91 científicos de 40 países diferentes, está especialmente dirigido a los gobiernos y responsables políticos. Panmao Zhai, uno de los coordinadores, informaba: «Ya estamos viendo las consecuencias del calentamiento de 1ºC en forma de fenómenos meteorológicos extremos o subida del nivel del mar».
Se impone una importante reducción de emisiones de CO2, las cuales, calculan, deben rebajarse en un 45% para 2030 respecto a los datos de 2010 (33 gigatoneladas según el Banco Mundial). Además, las energías renovables deben suponer entre un 70 y un 85% de la generación eléctrica en 2050.
«Cualquier incremento en el calentamiento global afecta a la salud de los seres humanos» dicen. Este descenso reduciría en varios cientos de millones de personas las que serían susceptibles de sufrir los riesgos del cambio climático. Los riesgos más importantes son las muertes relacionadas con el calor y el ozono. Además, reduciendo el calentamiento global se podría recortar en un 50% la población que se enfrenta a escasez de agua, y frenaría la pérdida de productividad de ciertos alimentos.
Este medio grado disminuiría a la mitad la extensión del planeta con riesgo de transformarse de ecosistema, y también a la mitad la cantidad de especies que verían su hábitat reducido. Habría menos incendios forestales y menos expansión de especies invasoras. Este medio grado evitaría también la extinción total de los arrecifes de coral.
Y, por otro lado, se reduciría en 0’1m la subida del nivel del mar, un dato que parece insignificante, pero puede dar más oportunidades a las comunidades costeras y a los estados-isla a adaptarse.
Para cumplir estos objetivos, dicen, hacen falta cambios rápidos y de gran calado. «Es el momento de la verdad. No hay tiempo que perder ya que las decisiones de hoy definirán el tipo de mundo que dejaremos atrás» decía Jennifer Morgan, directora ejecutiva de Greenpeace.