Un hombre residente en Vigo ha sido juzgado este martes en la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra acusado de un delito de abuso sexual contra su nieta. Aunque el procesado ha negado los hechos, los informes de los psicólogos forenses han otorgado credibilidad a la niña, que tenía 12 años en el momento de los abusos.
El acusado ha afirmado en el juicio que no realizó tocamientos a su nieta, tal y como señala la Fiscalía, y ha achacado la denuncia a posibles «celos» de su nieta respecto a otra prima.
Según recoge ‘La Voz de Galicia’, el acusado aseguró «haberse acostado con 50.000 mujeres y ninguna se ha quejado de faltarle al respeto».
Según su versión, la tarde del 28 de octubre de 2018 estuvo en el salón de su casa después de comer y su nieta se sentó sobre sus rodillas un rato, hasta que él se fue a dormir la siesta a su habitación. Durante ese momento, siempre según él, el único contacto que tuvo con la niña fue acariciarle una pierna, pero negó haber metido su mano dentro de la ropa de la menor, que le hubiera tocado los genitales o que le hubiera hecho comentarios sobre su virginidad.
La madre de la víctima ha contado ante el tribunal que sus hijas tenían una relación normal con sus abuelos. El día de los hechos, un domingo, las niñas habían dormido en la casa de sus abuelos y, por la tarde, la menor afectada le mandó varios mensajes a su madre pidiéndole que las fueran a buscar cuanto antes porque «había pasado algo».
«Al llegar vi la cara de mi hija, su expresión de horror, estaba muy asustada y tan pronto me vio se abalanzó a abrazarme«, ha dicho la testigo, recalcando que la niña «es muy madura y muy segura de sí misma».
En el juicio han estado presentes los forenses que examinaron a la menor cuando estuvo en el hospital y los que luego la entrevistaron para hacer el informe psicológico.
Todos estos peritos coincidieron en señalar que, pese a que la víctima no presentaba lesiones visibles cuando fue explorada en el hospital, su testimonio tenía «credibilidad», era coherente y la menor presentaba una gran «madurez». «Se la veía muy tranquila, me sorprendió lo segura que estaba de sí misma y cómo entendía que, aunque se tratara de un familiar cercano, tenía que denunciar porque estaba mal lo que había hecho», ha afirmado una de las peritos.
La Fiscalía pide para el abuelo de la víctima 10 años de cárcel por un delito de abuso sexual sobre menor de 12 años con el agravante de prevalimiento por parentesco. También solicita que se le prohíba acercarse o comunicarse con la niña durante otros 10 años, libertad vigilada durante una década después de salir de prisión y una indemnización de 30.000 euros para la víctima.