Tanto el acoso sexual como el machismo es un tema que, desde el feminismo abolicionista, se busca tratar desde las raíces. Esto incluye empezar desde nuestra educación en casa, y pasar por la etapa más importante de nuestras vidas: el colegio. Una etapa muy complicada de maniobrar debido a la indiferencia de muchos profesores ante los a veces muy graves actos machistas de los jóvenes.
Esta profesora, en cambio, mostró lo que podría ser el inicio del camino a seguir. En Twitter, @hadagaga cuenta cómo un niño le tocó una teta a una compañera deliberadamente y que, tras el regaño de la profesora y advertirle de que «no volviera a hacer eso jamás», pocos días después lo volvió a hacer: esta vez tocándole el culo a la misma compañera.
https://twitter.com/hadagaga/status/1106302798495387650
Relata cómo no quiso darle una común regañina por no evidenciar a la niña víctima del acoso. «La cara de la niña es un poema y me siento mal», agrega. Así que, después de unos minutos y cuando todos estuvieron callados, les expresó su disgusto con un contundente mensaje feminista.
«Ahora los que se reían parece que empiezan a entender y ensombrecen el gesto», finaliza.
Estábamos en mates, corrigiendo unos ejercicios. El resto de la clase, al oír que estoy reprendiéndole, preguntan qué ha pasado. Alguien lo cuenta y tres niños se echan a reír. Les digo que no tiene gracia, que es muy serio. La cara de la niña es un poema y me siento mal.
— Ana (@hadagaga) 14 de marzo de 2019
Pienso que quizás tenía que haber corregido al otro en privado, sin la presencia del resto. Porque lo que menos deseaba era dejar en «evidencia» a la niña. Una niña estupenda, que además es muy bien aceptada en el grupo. En fin. Decido seguir con la clase. Al acabar se incorporan
— Ana (@hadagaga) 14 de marzo de 2019
…los que estaban en apoyo/s. Alguien informa por lo bajini a los recién llegados y un bocazas recién enterado dice en alto «Fulano le ha tocado el culo a Mengana». Nuevas risas de los mismos de antes. Me enfado. Les mando recoger todo (técnica que uso cuando quiero que…
— Ana (@hadagaga) 14 de marzo de 2019
…Me presten atención). Espero a que alguno termine de copiar lo último corregido en la pizarra. Después de varios minutos, ya todos tienen la mesa recogida y están callados. Les digo que estoy muy disgustada, que no entiendo qué tiene de gracioso lo que ha pasado.
— Ana (@hadagaga) 14 de marzo de 2019
Que nuestro cuerpo es nuestra casa y que igual que nadie entra en casa sin que yo le invite, nadie tiene derecho a tocar nuestro cuerpo sin permiso. Y que esas risas son un golpe para mí, pero más para su compañera. La niña ya no lo soporta y se echa a llorar. Se va al baño…
— Ana (@hadagaga) 14 de marzo de 2019
…gritando enfadada algo ininteligible. Ahora los que se reían parece que empiezan a entender y ensombrecen el gesto. Aprovecho para insistir en la idea de que tienen que ser agentes del cambio. Entender que estas cosas son graves y no hay que banalizar ni consentir.
— Ana (@hadagaga) 14 de marzo de 2019
Cuando la niña ha vuelto, los que se reían se han levantado para pedirle perdón. Les he dicho que esperaran, que ahora no era el momento, que su compañera seguía afectada. Entonces la niña ha tomado la palabra y ha contado que estalló porque no era la primera vez que le pasaba.
— Ana (@hadagaga) 14 de marzo de 2019