Las transcripciones de las imágenes grabadas por una de las cámaras que llevaban los agentes que detuvieron y asesinaron a George Floyd desvelan los desgarradores últimos segundos del hombre y confirman la muerte a manos de los policías.
Con esto, se ha podido comprobar que Floyd advirtió más de veinte veces que no podía respirar, y que era plenamente consciente de que se estaba muriendo porque hizo llamamientos a sus hijos y a su madre.
«No me puedo creer esto. Mamá, te quiero. Decid a mis hijos que los quiero. Estoy muerto», dijo Floyd segundos antes de ser asesinado por asfixia por el agente Derek Chauvin, quien apretó el cuello de Floyd con su rodilla durante casi diez minutos. La detención tuvo lugar tras el fallecido intentar pagar con un billete falso de 20 dólares.
Thomas Lane, uno de los policías acusados de asesinato, le preguntó, ante su agitación, si iba drogado. «Tengo miedo, tío», dijo Floyd. Ante las continuas advertencias de que no podía respirar y de que iban a matarle, Chauvin le respondió: «Entonces deja de hablar, deja de gritar, hace falta un montón de oxígeno para hablar».
Floyd le llegó a proponer a Lane que lo pusiera de lado para que pudiera respirar, pero este se negó. Lane aseguró que podían estar ante una emergencia sanitaria. «Por eso tenemos ya en camino una ambulancia», dijo Chauvin. Lane llegó a decir: «Creo que se está muriendo».
Las últimas palabras de Floyd fueron: «Van a matarme. Van a matarme. No puedo respirar».
