Un día antes de la manifestación feminista, las autoridades sanitarias y con ello el Gobierno pensaban que la situación del coronavirus estaba más o menos bajo control. Esto se debía a los datos positivos que le pasaban las comunidades autónomas, que tan solo reportaban 365 casos en Madrid, La Rioja y Álava.
Así, se decidió mantener el estado de vigilancia y no pasar a una contención agresiva. Por desgracia, la realidad era otra: el virus se había expandido y estaba oculta por la insuficiencia de diagnósticos. Esta información no llegó hasta el 9 de marzo.
Ante las preguntas de si fue irresponsable permitir las manifestaciones y si fueron un detonante fundamental en la expansión del virus, los expertos consultados por El País tiene una respuesta clara: no fue clave y su efecto, si lo tuvo, fue marginal.
“Técnicamente el asunto tiene poco recorrido. No se puede saber qué porcentaje de transmisión hubo, pero sí que fue extremadamente bajo comparado con todas las demás actividades que se venían realizando, especialmente el transporte público”, comenta Ildefonso Hernández, catedrático de Salud Pública y portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria.
Antoni Trilla, epidemiólogo y uno de los miembros del equipo científico que asesora al Gobierno, cuenta lo mismo al medio antes citado. “Imposible saber cómo contribuyó la manifestación. Las explicaciones de Fernando Simón [quien dijo que si tuvieron efecto sería “muy marginal”] son razonables. Probablemente no contribuyó significativamente; cada día, antes y después, se movían millones de personas en metro. La manifestación no fue un evento único de gran contagio en una ciudad en la que todo el mundo se quedaba en su casa y no hacía nada. Fue una situación más”.
En cuanto a si fue negligente, lo tendrán que decidir los jueces si deciden investigarlo. Pero los expertos insisten: lo que se creía entonces era que había solo unos centenares de casos y que la transmisión asintomática era anecdótica. A pesar de ambas afirmaciones tornarse falsas, insisten: «es muy fácil predecir el pasado, entonces había una enorme incertidumbre».