La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha rechazado la creación de una renta mínima estable y duradera para los sectores más vulnerables de la población española.
El secretario general de la CEE, Luis Argüello, ha expresado su apoyo a esta medida «indispensable» para las familias en situación de necesidad económica, pero «no de forma permanente» pues, a su juicio, esta renta podría disuadir a las personas de trabajar y causar que «grupos amplios de ciudadanos» acabasen viviendo «de manera subsidiada».
«La necesidad perentoria de una renta básica en este momento no debería ser una coartada para una especie de subsidio permanente que retirase del horizonte de las personas el poder ejercer un trabajo, el desarrollar tus capacidades, el poner en juego lo que el trabajo significa de relación con otros, que hiciera desaparecer esto del horizonte de porcentajes grandes de la población», ha dicho Argüello.
El portavoz de los obispos ha dirigido su discurso específicamente a los jóvenes, que se enfrentan «a un futuro incierto» en el que los «niveles de vida ganados por sus abuelos o sus padres difícilmente van a poder sostenerse». Así, cree que «es bueno que oigan una llamada al sacrificio, a la entrega, al trabajo, a no rebajar sus esfuerzos».
Argüello sostiene que el coronavirus «ha cuestionado algunos pilares, como la ecología» y ha añadido que, aunque hay que cuidar el planeta, «no hay que convertir a la Tierra en un ídolo porque esta Tierra produce estos virus a los que es necesario combatir» y «hace caer en la cuenta que en la mirada ecológica también hay una jerarquía en la que hombre y mujer han de estar en el centro».
El religioso también ha hecho referencia a la política, considerando que ha existido «cierta descoordinación y dificultad para estar a la altura» en la gestión de la crisis del coronavirus y exigiendo a los partidos que «sacrifiquen sus intereses ideológicos para recrear el espíritu de la Transición y sacar juntos adelante un proyecto por el bien común».
Los obispos también han expresado su deseo de reunirse con el Gobierno lo antes posible para proponer que, en la fase de desescalada, se reanude la celebración de las misas con público, siguiendo las recomendaciones de los sanitarios como asistir «con mascarilla», guardar la distancia de seguridad y distribuir la comunión sin riesgo de transmisión del virus «sin dar pie a situaciones problemáticas, a intervenciones de la Policía», como ya ha pasado recientemente.
