AstraZeneca, la farmacéutica detrás de la fabricación de una de las vacunas más avanzadas en colaboración con Oxford, ha sufrido otro revés tras otro de los voluntarios desarrollar «síntomas neurológicos sin explicación».
Concretamente, este nuevo caso entre los voluntarios ocurrió a principios de este mes, lo que llevó a detener las pruebas otra vez. La empresa fue criticada por la falta de transparencia y en respuesta han publicado un informe detallando estos dos casos.
En el informe la empresa señaló que «una revisión independiente» determinó que en ambos casos «se consideró poco probable que estas enfermedades estuvieran asociadas con la vacuna, o bien que no había pruebas suficientes para decir con certeza que las enfermedades estaban relacionadas o no con la vacuna».
Tanto en Reino Unido, como en Brasil, India y Sudáfrica los ensayos se han reanudado, mientras que en Estados Unidos siguen pausados. En el primer caso, informado en julio, se determinó que la paciente padecía una esclerosis múltiple que no le había sido diagnosticada, y que la inflamación de la médula espinal apareció gracias a eso y no a la vacuna.
Pero en el segundo caso, AstraZeneca afirma en el informe que el diagnóstico no ha sido confirmado aún, aunque una fuente anónima cercana a la investigación aseguró que la enfermedad era mielitis transversa.
Los expertos aseguran que esta afección es rara y grave, y que la detección de dos casos entre miles de participantes parece mostrar «un patrón peligroso», opinó Mark Slifka, experto en vacunas de la Universidad de Oregón. Un tercer caso sería motivo suficiente para detener la administración de estas vacunas por completo, agregó.
