Portugal ha dejado de ser un ejemplo internacional de gestión del Covid-19 a ser el segundo país europeo con más contagios por 100.000 habitantes, solo superado por Suecia, que no impuso confinamiento.
Esta situación ha preocupado a las autoridades sanitarias portuguesas, que intentan controlar los brotes de cara a ser anfitriones de la Champions el próximo 23 de agosto.
Los brotes han tenido lugar en Lisboa y otros cuatro municipios de su periferia: Sintra, Odivelas, Amadora y Loures, donde han aumentado especialmente a partir del desconfinamiento, iniciado el pasado 4 de mayo.
En la periferia capitalina se concentran al menos dos tercios de los nuevos contagios diarios, por lo que se ha implantado este martes medidas de seguridad más estrictas. Así, en esta región todos los comercios deben cerrar a las 20.00 horas salvo los restaurantes y no están permitidas las reuniones de más de 10 personas. La presencia policial se ha reforzado con el fin de evitar aglomeraciones masivas.
El gobierno de António Costa ha esgrimido el mismo argumento que Donald Trump para explicar el incremento de casos: la realización de más pruebas. Esto generó una gran polémica después de que se conociera que 17 países, entre los que se encuentra España, limitan o prohíben la entrada de ciudadanos de Portugal por las cifras lusas.
El presidente del Colegio de Médicos de Portugal, Miguel Guimarães, ha expresado su opinión respecto al argumento de Costa, al que tacha de «descontextualizado» y socialmente inadecuada» debido a que «promueve una falsa sensación de seguridad«.
