Un total de 2.761 personas están en prisión por delitos sexuales, y solo 230 de ellos participa voluntariamente en los programas terapéuticos y de rehabilitación que Instituciones Penitenciarias tiene en marcha desde hace 20 años para evitar la reinicidencia.
El secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz, asegura al diario ’20minutos’ que la institución penitenciaria española está internacionalmente «bien valorada» pese a hechos graves como el asesinato de Laura Luelmo a manos del reinicidente Bernardo Montoya.
Aunque, matiza, que hay margen de mejora, y que se puede conseguir insitiendo en los programas de tratamiento, en una mayor dotación de personal especializado, y en la creación de condiciones idóneas para que el condenado se preste voluntariamente a esos programas.
Los datos disponibles cifran en 69% la cantidad de reclusos que no vuelven a delinquir, pero aún queda el restante 31% de «perfiles de difícil reinserción».
«Uno de los retos importantes es hacer eficaz la libertad vigilada», asegura el secretario general, aunque para ello se necesitan los «recursos» y que se despejen dudas sobre la administración competente en la aplicación de cada medida de control de las once posibles en la relativamente nueva ley.
Ortíz comenta también a los Internos por violencia de género, 3.927 reclusos de los que solo 496 participan de forma voluntaria en los tratamientos. La institución demanda más profesionales en este ámbito y está firmando convenios con ayuntamientos para que aporte psicólogos a los programas.
También destaca la creación de nuevas medidas, como la de un «microprograma» más flexible para que los condenados con penas cortas se acojan, ya que las terapias actuales tienen una duración de un año.
