in

Vídeo | El pasado oculto de Ayuso: desvelan que era una falangista «de rompe y rasga»

El periodista Eduardo García Serrano y en su momento compañero de trabajo de Isabel Díaz Ayuso ha relatado varias anécdotas del pasado oscuro de la presidenta de Madrid vividas mientras trabajaban en Radio Intercontinental de Madrid.

«Era una falangista de rompe y rasga. De rompe y rasga. Además una falangista furibunda. Me perseguía por los pasillos como un caniche para que yo le hablase de José Antonio, le hablase de Ramiro, le hablase Eugenio Montes, le hablase de David Jato, le hablase de Eugenio Lostau. En fin, llegaba a ser pelín agobiante, pero uno siempre ha tenido vocación didáctica con sus flechillas», contó el periodista.

Serrano, tras perderle la vista cuando Ayuso deja Radio Inter, se entera -muchos años después- de que está en el PP. «Muchos años después me la encuentro en la sala de maquillaje de El Gato al agua y entonces se levanta muy azorada, como muy violenta, me coge del brazo y me dice: ’Oye, Eduardo, que aunque yo esté en el PP como sabes sigo siendo la misma'».

Serrano le aseguró que no iba a ir a «degüello» con ella en el debate por los tiempos profesionales que vivieron juntos, y ahí se quedó la cosa hasta años después. «Ya venía muy crecida y en una tertulia estábamos Fernando Paz y yo con ella y empieza a meterse con Fernando y conmigo. Ya estaba muy crecida, ya era la mano derecha de Esperanza Aguirre y empieza a atacarnos a Fernando Paz y a mí. Pero además muy chula, muy desplantada», explica.

«Porque esas ideas que vosotros representáis y que vosotros defendéis. ¿Cuántos escaños tienen? Cero», le vaciló Ayuso. «Mira Isabel, yo no voy decir qué ideas tenías tú hasta prácticamente anteayer, pero es una vergüenza lo que estás haciendo porque creo que las ideas que tú tenías hace algunos años estaban mucho más cerca de las de Fernando Paz y de las mías que de las de Esperanza Aguirre, o no es verdad?», le respondió el periodista.

 

Escrito por L. Acosta

Iñaki López responde tajante a VOX y su última ridícula ocurrencia

La guindilla del capitalismo: un repartidor de Glovo estudia en Málaga mientras espera un pedido