La ganadería industrial está plagada de inmundicias para mejorar la calidad del producto final y productividad. Desde animales inmovilizados para que las carnes salgan más tiernas, hasta un agujero en el lomo del animal que permiten el acceso al estómago para poder estudiar y analizar su interior.
Es lo que está pasando en la ganadería francesa, donde un vídeo difundido por el grupo animalista L214 muestra el interior de una granja donde se mantienen a un grupo de vacas fistuladas (así llamados los animales con este orificio artificial) en un reducido espacio, inmovilizadas, para poder investigar distintos métodos de alimentación y así alterar la productividad.
Atención: imágenes muy fuertes.
El agujero es asegurado con un sello de goma con el suficiente diámetro para que quepa un brazo humano en cualquier momento. La instalación corresponde a la empresa Sanders, dueña de otras 26.000 granjas, aunque ésta es un centro de investigación privado.