«Falta de dignidad». Así calificaba Fernando Martínez-Vidal, edil de VOX en la Comunidad de Madrid, el monumento a las víctimas del 11-M situado a pocos metros de la estación ferroviaria de Atocha.
Tras el Ayuntamiento de Madrid mostrar sus intenciones de reformar el Paseo de Carlos V y la estación de Atocha, el ultraderechista pidió la inmediata retirada del monumento a las víctimas de los atentados yihadistas del 11 de marzo de 2004.
«Este monumento no tiene arreglo, aparenta más una salida de humos que otra cosa», aseguró Martínez-Vidal, argumentando que en Madrid sí existe un homenaje «que recuerda dignamente» a las 191 víctimas que fueron asesinadas hace 16 años en la capital en un atentado: el Bosque de los Ausentes, donde cada víctima tiene un árbol en el parque del Retiro que la recuerda.
El monumento, de estructura cilíndrica construida con ladrillos de vidrio y con una altura de 11 metros, esconde en su interior una gran sala diáfana en cuyos muros se encuentran grabados los nombres de las víctimas y mensajes de condolencia en múltiples idiomas, dejados por ciudadanos anónimos en los alrededores de los lugares donde se sufrieron los atentados.