En un discurso muy contundente que agarró por sorpresa a los franceses, Emmanuel Macron ha anunciado el confinamiento domiciliario a partir del viernes y, como mínimo, hasta el próximo 1 de diciembre.
«Ni las previsiones más pesimistas habían anticipado que el virus circulara con esta rapidez», dijo Macron en el vídeo anuncio, retransmitido en todos los medios de la nación. Además, advirtió: «la segunda ola será más dura y mortífera que la primera».
El Gobierno Francés así decidió aplicar de nuevo el confinamiento domiciliario tras consultas con el consejo científico, las fuerzas políticas y los socios europeos después de constatar que en Francia el número de contagios confirmados se ha duplicado en menos de quince días, superando los 1,2 millones de caso totales, tan solo 600.000 casos más que en España.
Francia actualmente es el tercer país con más incidencia acumulada por cada 100.000 habitantes, con 626,2. España es el cuarto, con 452,6. Con estas cifras, Macron anuncia un confinamiento más flexible: las escuelas permanecerán abiertas, se continuará con el trabajo en la medida de lo posible y las residencias permitirán visitas.
A su vez, también se podrá salir de casa a realizar los mandados de necesidad básica, y se podrá hacer deporte en las inmediaciones de la casa. Se podrá viajar a otros países, pero harán pruebas de diagnóstico a todos los viajeros que lleguen a Francia. Continuarán también abiertos los edificios públicos, los cementerios, y la industria, construcción y agricultura continuarán en funcionamiento. Básicamente, y según sus palabras, todas las actividades que no están en contacto con el público.
Por otro lado, Alemania ha decidido tomar las riendas y cerrar los restaurantes y el ocio un mes. Ángela Merkel anunció el cierre de toda la gastronomía y el ocio a partir del lunes, así como gimnasios.
Alemania ocupa uno de los últimos puestos de incidencia acumulada de Europa, con 148,2 por cada 100.000 habitantes, y tiene menos de la mitad de contagios que España: 487.000.
