El delta del Ebro, conocido por ser uno de los hábitats con mayor diversidad natural de Cataluña y de la costa Mediterránea, ha sido muy sacudido por la borrasca Gloria. En unas horas, el agua se ha tragado hasta hacer desaparecer 3 kilómetros de tierra: 3.000 hectáreas de arrozales, pasarelas y playas.
El satélite Sentinel1 de Copernicus ha permitido comprobar con exactitud los estragos. En poco más de una semana, el delta ha sido engullido casi completamente por el agua.
Imatges #bomberscat de la zona del Far del Fangar del Delta de l’Ebre.#INUNCAT #Gloria @emergenciescat pic.twitter.com/QF0py5zJl4
— Bombers (@bomberscat) 22 de enero de 2020
Storm #Gloria has caused a storm sturge that has ravaged the Ebro delta up to 3 km inland, resulting in severe damage to the rice paddies and to the ecosystem#Sentinel1 ??? radar image acquired yesterday 22 January
See before after comparison below pic.twitter.com/YbfQXPTroP— Copernicus EMS (@CopernicusEMS) 22 de enero de 2020
Storm #Gloria has caused a storm sturge that has ravaged the Ebro delta up to 3 km inland, resulting in severe damage to the rice paddies
Before/after comparison using a #Sentinel1 ??? radar image acquired yesterday 22 January@astro_duque @mapagob @el_pais @europapress pic.twitter.com/OjQLgcTsY5— Copernicus EMS (@CopernicusEMS) 22 de enero de 2020
Francesc Vidal, director del Parque Natural del Delta del Ebro, ha asegurado que aún es pronto para evaluar los daños, pero que la «situación es bastante dramática desde el punto de vista medioambiental».
«Estamos viendo que cada vez el delta es más frágil y hay una regresión de la franja costera que antes actuaba como barrera. Las playas se están perdiendo por la falta de sedimentos», ha añadido. No obstante, no se muestra del todo pesimista, ya que considera que la situación «no es irreversible» si se gestiona con rapidez.
Una de las tareas más importantes ahora será bombear el agua salada de los arrozales para preparar la tierra para los cultivos.