«Ni siquiera tengo dinero para una bicicleta» afirma Isaac. Un repartidor de Glovo duerme en la calle. Dice no tener dinero para la bicicleta, así que hace los repartos a pie. Su pareja, que se encuentra en la misma situación, se reparte los pedidos con él.
La empresa Glovo no tiene empleados de reparto. Es gente autónoma pero que trabaja para Glovo. Por tanto, son los propios repartidores los que deben cotizar a la seguridad social. El sistema permite que estos agujeros sean legales. Los empleados de Glovo se manifiestan. Algunos repartidores demandan a la empresa a inspección de trabajo.
¿Hasta qué punto debe el sistema permitir estos abusos? ¿Creéis que debe ser permitido? La postura de Glovo seguramente sea «si no te gusta, no trabajes».
GLOVO ESPLOTA FALSES AUTÓNOMES
ARREVIENTA LA PRECARIEDÁ ❌?
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— CSI-Asturies (@InfoCSI) 19 July 2018